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lunes, 10 de enero de 2011

Timoteo y Andrés Ogando Encarnación

Por Carlos Agramonte

Dos guerreros de dos grandes guerras dominicanas


La guerra de independencia de la República Dominicana fue librada, fundamentalmente, por campesinos sin cultura militar, que posteriormente desarrollaron una gran pericia en el arte de la guerra.

En medio de las confrontaciones patria, surgieron los más valientes y decisivos combatientes de la libertad del pueblo dominicano, los cuales se erigieron en los héroes de la nueva patria.

En la propia guerra de la restauración de la República, aún cuando ya se tenían combatientes con alguna experiencia de combate, el grueso de los soldados restauradores eran campesinos que salían de los predios de cultivos rurales, desde los generales más encumbrados hasta los simples combatientes.

El ejercito independentista se forjó en la línea más dura del combate de las dos guerras mayores de la patria. Forjado en las luchas más cruenta obtuvieron los rangos más alto de la guerra, dos patriotas nacidos en la comunidad de Pedro Corto de la provincia de San Juan de la Maguana: El general Timoteo Ogando Encarnación y el general Andrés Ogando Encarnación, ambos hermanos, hijo de don Juan Ogando y doña Catalina Encarnación.


General Timoteo

Nació en el año 1818, en la sección Pedro Corto de la provincia de San Juan de la Maguana. Desde los primeros momentos de la guerra de independencia se enroló en el ejercito de liberación de la naciente patria.

Su primera destacada actuación en la guerra se produce en la batalla de Santomé, el 22 de diciembre de año 1855, librada en la Sabana de Santomé de la provincia de San Juan de la Maguana.

Por el arrojo y la valentía demostrada, además de sus dotes de tirador certero, el presidente general Pedro Santana, desde su cuartel general de Azua, le expide el nombramiento de capitán del ejercito independentista.

Timoteo Ogando era aliado del general José María Cabral y Luna y desde las luchas de la batalla de Santomé, se consolidó una gran amistad entre los dos hombres de guerra.

Esta unidad fue confirmada en la batalla de La Canela, donde el general Cabral se llenó de gloria y donde el general Timoteo Ogando tuvo una destacada participación y en cuyo combate resultó herido; ya para este año de 1864, ostentaba el rango de general del Ejercito Dominicano.

En la guerra nacionalista del general Gregorio Luperón contra el gobierno entreguita de Báez, el general Timoteo Ogando fue nombrado, por el héroe de la Restauración de la República, como jefe de operaciones de toda la zona sur, el cual fue posteriormente sustituido por el general José María Cabral. En el combate de la canela se narra que el general Timoteo Ogando se enfrentó con valentía a un grupo de sus contrarios con su sable y que hirió de muerte al general Marcelino Heredia.

En ese mismo combate de La canela, Timoteo le voló la cabeza a Lorenzo del Castillo, cuya cabeza fue dando saltos y saltos hasta clavarse en las raíces del tronco de un árbol, de donde fue arrancada con dificultad al otro día. En medio de la batalla, Timoteo, se convertía en una fiera y no había hombre que se le colocara en el frente del combate que no llegara hasta la muerte.

Cuando el padre de la patria Francisco del Rosario Sánchez, penetró a la República, por la frontera con Haití, en el año 1861, Timoteo Ogando se enroló en la expedición del patricio y luchó conjuntamente con Sánchez. “En el Cercado estuvo Pedro Alejandrino Pina - prócer fundador de la Trinitaria -a punto de ser victima de la traición infame que llevó a Sánchez al patíbulo en San Juan de la Maguana, pero salvado por el capitán Timoteo Ogando, práctico inteligente de las comarcas fronterizas “ (José Gabriel García: Rasgos biográficos de dominicanos celebres).

En la lucha librada por Sánchez, cuando estaba este herido, Timoteo le ofreció las ancas de su caballo para salir por Haití y así salvar la vida del patricio; Sánchez se negó y siguió combatiendo hasta caer prisionero por los enemigos, quienes posteriormente lo fusilaron.

Después del combate de la Canela y a partir de la revolución iniciada por el general José María Cabral , Timoteo Ogando formó parte del gobierno revolucionario organizado por Cabral en el Sur, el cual contó con el concurso de los generales Manuel María Castillo, Francisco Gregorio Billini, Tomás Castillo, entre otros y con los civiles Pedro Alejandrino Pina, Mariano Cestero, Fernando Arturo de Meriño, Tomás Bobadillas y Briones, entre otros. Este hecho muestra el prestigio alcanzado por el general oriundo de Pedro Corto.

El general Timoteo Ogando fue uno de los más encarnizado militares del ejercito libertador. Hizo toda la campaña del sur en la guerra de la restauración de la república, que se inició el 16 de agosto de 1863.

En todos los escenarios de la lucha estuvo presente y desarrolló una leyenda en todo el sur de la república, como uno de los más bravos y guapos combatientes de la libertad de nuestro pueblo. Después de la campaña libertadora, donde murieron seis hermanos suyos en la lucha patria ---luego morirían dos más, en la guerra contra el gobierno de seis años de Báez --- quedó muy ligado al general José María Cabral y al partido de los libertadores, el Partido Azul del general Gregorio Luperón.

En el año 1867 fue jefe de la fuerza de la provincia de Azua y luego comandó las fuerzas en la provincia de San Juan de la Maguana. El general Timoteo Ogando, así como otros libertadores de la patria, no han tenido el reconocimiento en la posteridad por los aportes ofrecido a la patria. En las filas del ejercito libertador no existió un soldado más valiente y más consagrado a la lucha por la libertad de la República.

Posiblemente su mayor error fue que la mayor parte de su vida la consumió en los caminos bucólicos de la república y no tenía consigo la pluma que esculpiera para la posteridad, su gloria en los campos de batalla de nuestra patria.

En ninguna historia general de la República Dominicana se encuentra información de este coloso de las luchas de independencia y de la restauración de la república. Solo dejaremos que los verdaderos investigadores, los que realizan su trabajo sin pasión, rescaten del olvido uno de los hombres que más combatió por la causa de Juan Pablo Duarte de independizar nuestro pueblo. El 11 de junio de 1908 (Según el archivo eclesiástico, libro XVIII de bitos, Pág. 106) murió olvidado en Santo Domingo, el general de mil batallas, librada por la libertad de una nación.

Los verdaderos héroes de la patria esperan, vestido de tiempo, que se levante el reconocimiento que merecen por su sacrificio sagrado.

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