Como datos históricos relevantes, me recuerdo que teniendo poco año de existencia, cuando “mataron al Jefe”, nos prohibieron, los notables del sector que vivían al sur de la Estrelleta, que jugáramos con los Méndez, que aún habitan en la Caonabo, porque eran enemigos del gobierno.
Dicha prohibición no se cumplió, por la actitud militante de Frank Fernandez, “La Bollinca”, quien nunca discriminó a nadie, siendo al mismo tiempo promotor de lo que hoy es causa perdida: la justicia social.
Otro acontecimiento inusitado fue el velorio del inolvidable Gustavo Adolfo Dimaggio Salcié, fallecido trágicamente en 1962, en la calle Espaillat en Santo Domingo, por el fuego de los remanentes del Trujillato. Hijo de una familia laboriosa, pariente cercano del inmortal Joe Dimaggio, el Jugador más valioso de toda la historia del Béisbol norteamericano.
Fue una extraordinaria perdida de la juventud local, en la lucha por la destrujillizacion de la nación. Gustavo había ingresado a la vida política de manera activa, rompiendo con la indiferencia del resto de su generación.
Quizás por eso, su contemporáneo no lo recuerdan, así como su gesto por su país, en momentos difíciles.
Los Dimaggio Vivían en la Estrelleta esquina Anacaona, donde tenían negocios y eran apreciados por toda la comunidad.
Lo recuerdo en la esquina de su casa, con su cabellera negra y su grandiosa sonrisa, cuando todas las mañanas caminaba por su entorno a encontrarme con Cesar Lapaix, muerto más tarde en la Era de los Doce Años, también en la capital y el excelente amigo y profesional Henry Báez, para continuar nuestro viacrusis hasta la escuela primaria Francisco del Rosario Sánchez.
Para su velorio acudió “gente del centro” de la ciudad a manifestar su pesar a la familia. De ello, nunca he de olvidar un señor rojizo, delgado y ágil entrado en edad, que arengó a los participantes. Su voz bien modulada, nunca tembló cuando maldecía a los remanentes de la dictadura, al mismo tiempo en que explicaba la irreparable pérdida que había tenido el tranquilo pueblo sureño.
Luego, supe que era médico, que representaba, el Partido Unión Cívica Nacional y que tenía como nombre Arcadio Rodríguez. Con el tiempo, su persona fue cotidiana en los lugares donde se luchaba por el cambio y la democracia.
La muerte de Gustavo, fue el detonante que catalizó el cambio de la visión política del barrio sin bandera. A diferencia del resto del país donde se impuso la funesta tesis del borrón y cuenta nueva, que tanto daño ha ocasionado a la moderna sociedad dominicana, porque permitido el reciclaje del trujillismo en todos los estamentos políticos.
San Juan acogió como suya, las prédicas del doctor Rodríguez, quien afirmaba que los métodos y pensamientos del tirano, eran la contradicción fundamental que debía de solucionar la nación dominicana, contrario a la izquierda que desde otras latitudes afirmaba que la contradicción principal era capital trabajo. Esas ideas fueran reforzadas en los campos del pueblo por el General Miguel Ángel Ramírez A., quien en las primeras elecciones, luego del magnicidio, logró salir electo como Senador.
Más tarde, por el triunfo ideológico del Bochismo, que produjo el desmembramiento de los cívicos y las prédicas antitrujillistas, los indiferentes y los neotrujillistas volvieron a ocupar toda la comunidad. Cuando se habita entre personalidades excepcionales y maravillosas, esas cualidades pasan desapercibidas, porque el ser humano cree que lo maravilloso es lo natural y no logra entender otros conceptos sino cambia de hábitat.
1 comentario:
Buen trabajo Teodulo. Te felicito.
Para aquella época, solía ir a San Juan desde Elías Piña. Recuerdo que mi padre Ernesto Caamaño (Netíco)vivía en una casa de altos que estaba o está en la Estrelleta, al frente del entonces parque de los burros como despectivamente el pueblo sanjuanero llamaba a esa área verde y al lado de los Kelly.
Como muchacho al fin, jugaba en el parque y Gisela hacia el papel de mi novia. Al frente de la casa de los Dimaggio en la estrelleta habia un depósito de carbón.Gustavo y yo hicimos amistad y coincidencialmente estabamos en la calle Espaillat cuando lo mataron.
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