Damocles Méndez Rosado
l.
Haití, en el pasado escribió las más hermosas páginas de libertad y heroísmo; inicio la rebelión de esclavos más importante en la América colonial, la abolición de la esclavitud, convirtió a Haití como un ejemplo en América .Pero la gran rebelión negra en ese territorio no pudo desarrollar una sociedad erigida sobre patrones de desarrollo y cambios económicos y estructurales modelo para la época y etapas posteriores, no pudo transitar fases superiores del desarrollo social. Múltiples factores influyeron para que los cambios operados en el Haití colonial y luego en su etapa revolucionaria, no pudieran dar un salto cualitativo y de transformación hacia una sociedad moderna.
Históricamente Haití vive en permanente proceso de disgregación e inviabilidad institucional, resultado de la conjugación de factores variados .Pero es un pueblo lleno de heroísmo, lo vemos constantemente escribiendo su historia con sangre y sacrificios. Su historia es un triste drama de infortunios, de llantos en medio de sus calamidades que a veces tienen el dolor de la tragedia que nunca termina.
El tema haitiano es parte integrante de la realidad dominicana. Somos dos Estados en una misma isla, es lógico que los problemas de uno impacta en las relaciones de ambos. La República Dominicana y Haití tienen la singularidad de que teniendo un origen común en un espacio territorial, mantienen profundas diferencias culturales, fenómeno este que dificulta determinados niveles de convivencia a lo que se le agrega un pasado histórico que en ciertos sentido fue traumático para los dos pueblos.
Sus problemáticas son tratados por nuestros historiadores desde viejos tiempos. Los estudiosos de la realidad histórica de estos dos pueblos, siempre han gravitados manteniendo grandes divergencias. Los historiadores haitianos como es el caso de su brillante intelectual Jean Price Mars, abordan la realidad haitiana desde un enfoque antropológico, etnológico e histórico, resaltando los fundamentos que definen el perfil del sentimiento haitiano a partir de la revalorización de los aportes e influencias de las diferentes etnias africanas al proceso de formación de la colectividad haitiana. Historiadores y otros pensadores del hermano país, han desarrollado una ardua labor en este aspecto, sin renunciar al legado africano que define la composición étnica de la sociedad haitiana.
En su magistral obra titulada, “La República de Haití y la República Dominicana”, este brillante hombre de letras, la dedica al negro desconocido. Es sin equivocación el intelectual haitiano que ha interpretado las relaciones dominico-haitiano con más rigor e interpretación en sus enfoques sobre las razones de la existencia de dos Estados en la Isla y los problemas derivados de esta situación. Por el lado dominicano, existe una diversidad de enfoques de carácter históricos y sociológicos sobre las relaciones dominico-haitiana en la dirección de interpretar los fundamentos que han dado origen a ambas naciones.
Jen Price Mars del lado haitiano y Manuel Arturo Peña Batlle del lado dominicano, son los intelectual más destacados en el análisis de los problemas que históricamente han afectados a la tierra de Duarte y de Dessalines. Estos dos eminentes pensadores consagraron una fecunda labor encaminada a sustentar las raíces culturales que definen las identidades de los dos pueblo que ocupan la isla de Santo Domingo, llamada, isla de Haití por Price Mars desde la óptica haitiana.
Jean Price Mars es considerado como el más acucioso intelectual e investigador del proceso histórico haitiano. Su producción está integrada por un amplio y profundo repertorio documental que sirven de base para la conformación de una escuela de pensamiento entre los intelectuales haitianos sobre su origen africano. Se puede decir que Jeans Price Mars es el pensador que con mayor solidez ha contribuido a la formación de una corriente de análisis basada en la negritud como esencia y fundamento de la existencia del colectivo humano que ocupa la parte occidental de la isla de Santo Domingo. Puede apreciarse en todo el discurso analítico de este prestigioso investigador haitiano, su apego a las raíces africanas como esencia de la composición étnica de su población, factor fundamental que describe sus diferentes patrones culturales y religiosos. La labor de investigación de este escritor se puede considerar como una apología al legado cultural del negro africano al conjunto de valores espirituales presentes en los múltiples rasgos culturales del hermano pueblo.
Los textos básicos del Dr. Price Mars en los cueles esboza la corriente sobre la negritud del vecino poblado son´´Asi hablo el tío`` y ´´La República de Haití y la República Dominicana´´, entre otros, los cuales constituyen dos fuentes de consultas obligadas para conocer los elementos que definen y caracterizan el origen de Haití en una perspectiva de las influencias de las diferentes etnias provenientes de África que sellaron con su presencia en territorio haitiano, el perfil de su idiosincrasia y el modo de vida de su cultura, fenómeno este que tiene en Jean Price Mars su auténtico defensor y el más brillante y formado pensador en esta corriente de análisis cimentado sobre las bases de tipificar los ancestrales rasgos de la negritud en la composición de la población haitiana. En la elaboración teórica del pensamiento de Jeans Price Mars, la negritud es un eje esencial para la comprensión del proceso histórico de nacimiento de la sociedad haitiana nacida al calor de su revolución. Esta posición constituyó la esencia de la brillante pluma de Price Mars. Es significativo puntualizar que la formación racial del vecino Estado, está definida por la presencia de los rasgos culturales de las etnias procedentes de África que fueron llevadas en forma brutal a Haití por Francia como parte del proyecto colonial de esa potencia.
El abundante repertorio bibliográfico que conforma la concepción interpretativa de Price Mars, produjo una influencia de primer orden en los diferentes sectores académicos de la sociedad haitiana en el relacionado con la formación de una visión etnológica sobre los ancestrales orígenes del conglomerado haitiano. Puede decirse que todo el universo intelectual de Haití asimilo el enfoque de este pensador como un modelo que oriento todo el discurso de los investigadores haitianos sobre las raíces históricas en que se funda esa sociedad.
En su obra, La República de Haití y la República Dominicana, Jean Price Mars, pasa un balance sobre la panorámica en la que descansa la naturaleza histórica de la isla en sus aspectos generales, el proyecto colonial de las potencias europeas sobre la isla, la división fronteriza y su consecuencia directa en la existencia dos colonias con características diferentes, las incursiones haitianas a la parte española de la isla, los conflictos bélicos escenificados entre las dos colonias en su etapa republicana, el tratamiento que reciben los nacionales haitianos en el territorio dominicano así como la polémica que sostiene con Manuel Arturo Peña Batlle sobre la fisonomía cultural de ambas naciones .
El texto de Jean Price Mars, está orientado a definir campos divergentes relacionados con la visión del lado dominicano respecto a la composición social de la población haitiana. La polémica que sostienen con el dominicano Manuel Arturo Peña Batlle está centrada en la que Price Mars llama el prejuicio racial dominicano contra Haití y de plano acusa a Peña Batlle de ser el intérprete de una doctrina fundada en el racismo contra la población haitiana En este aspecto Price Mars señala:
´´Esta doctrina, si no excedemos, constituye un auténtico testimonio del racismo más cándido que existe en lo que respecta a la claridad y la ingenuidad de su expresión.´´ (La República…..Pág.178, ed. Bibliófilos, Santo Domingo, 1995 ).
Y al referirse al problema racial se hace la pregunta:
´´ ¿Cómo comprender que en lo que concierne particularmente las relaciones haitiano dominicanas, que el odio pueda cegar a tal punto a los hombres, informados, no obstante, por los ejemplos más elementales de la Historia y de la biología, que el negro haitiano pueda contaminar al blanco dominicano? (op.cit, pag.180 ).
Aquí está planteado el grave problema que a la largo de la historia republicana de los Estados dominicano y haitiano, ha originado agudas polémicas sobre las relaciones domínico- haitiana y hoy en día están presentes no sólo en los debates en los entendidos en la materia, sino, a nivel de la población dominicana que perciben en las migraciones haitiana un problemas de prioridad para el país.
En el texto citado, Price Mars, les enrostra a los dominicanos manifestar tendencias racista basada en estereotipos llenos de subjetividad. “Los intelectuales del Ozama se complacen en creer que la comunidad dominicana es de ´”raza blanca, mestiza o autóctona….” (Pág.802.)
La estructura de pensamiento que prima tanto en Manuel Arturo Peña Batlle y en Jean Price Mars, radica en su visión sobre la fundamentación y naturaleza históricas y antropológicas que tipifican las identidades dominicanas y haitianas a partir de la existencia de un paralelismo cultural cuya fuente se valida a partir un origen diferentes los cuales se iniciaron y perfilaron sus aspectos diferénciales en la etapa colonial.
Manuel Arturo Peña Batlle, por el lado dominicano, es la parte contraria a las interpretaciones de Jean Price Mars.. Ambos estructuran un modelo analítico sobre los fundamentos que constituyen la razón de ser de los dos pueblos que ocupan la isla.
La producción documental nacida de la brillantez del pensamiento de Peña Batlle, es abundante sobre todo las que se refiere al caso haitiano desde diferentes enfoques. Todo su universo intelectual giró en torno a la existencia del Estado haitiano como un peligro para la estabilidad de la nación dominicana dada el abismo cultural que lo separa. Una revisión minuciosa al legajo documental dejado por este ilustre pensador nos lleva a pensar que en él hay una aproximación a una concepción geopolítica en el tratamiento de las relaciones de vecindad entre la República Dominicana y Haití.
Dos paradigmas definen la esencia de los enfoques de estos dos brillantes hombres de letras: Los soportes étnicos, de orígenes europeos y africanos que pintan las culturas de los pueblos dominico-haitianos que tienen un escenario territorial común, es decir la isla de Santo Domingo, que al decir de Peña Batlle se trata de un fenómeno de sobrevivencia para el pueblo dominicano dada lo que él llama, las continuas amenazas haitianas.
Se advierte una permanente preocupación en Peña Batlle por el proceso histórico que permitió la creación del Estado haitiano. En sus obras, El Tratado de Basilea, Origen del Estado haitiano, La isla de la Tortuga, la cuestión Fronteriza Dominico- haitiana, así como discursos y otras fuentes, se exponen las argumentaciones sobre esta problemática. Es innegable la presencia de una concepción determinista en el discurso que asume este escritor cuando trata el problema haitiano y la sobrevaloración que presenta sobre las raíces y origen de la nación dominicana respecto a Haití y los elementos que diferencia a ambas.
A rasgos generales se observa en la producción de Peña Batlle, la sobre determinación de la influencia hispánica como componente esencial en la definición de la dominicanidad y el concepto de espacio vital como un elemento de sobrevivencia del pueblo dominicano frente a la amenaza haitiana, cuestión planteada en su trabajo titulado ´´El Tratado de Basilea.´´ cuando señala: “ El fenómeno es curioso e interesante: la independencia dominicana representa un movimiento social de introspección.
Continuamente nos hemos visto obligado a volver hacia atrás-por vía de conservación-para no perder nuestras características permanentemente amenazadas por el imperialismo calvinista, por el materialismo y por el africanismo básico de la formación social haitiana.´´(Pág.24,ed.Montalvo,Ciudad Trujillo,19..
Con esta expresión, Peña Batlle deja establecido claramente un conflicto que hasta el presente existe en la mentalidad de la mayoría de los dominicanos. En este pensador no solo pende sobre el pueblo dominicano una amenaza de tipo cultural sino en el orden político, lo que a su opinión, fueron las diferentes incursiones del ejército haitiano al territorio dominicano en etapas anteriores y posteriores a la independencia nacional del 27 de Febrero del año 1844.
En búsqueda de una separación entre la República Dominicana y Haití, Peña Batlle es consecuente con el discurso esbozado en sus producciones sobre el caso haitiano, mantiene una similitud de análisis en lo cultural, lo político y lo territorial, cimentado sobre una plataforma encaminada a privilegiar la superioridad del dominicano frente al haitiano y al establecimiento de una demarcación territorial y política de la frontera; sobre todo una frontera cultural y social como muro de contención ante las aleadas de migraciones haitianas al territorio dominicano y como un fenómeno de sobrevivencia, tarea a la cual consagra parte importante de su intelecto en la elaboración de su magistral obra titulada “La cuestión fronteriza dominico haitiana.”
Peña Batlle no admite rasgos y elementos comunes entre el pueblo dominicano y haitiano, sustenta la tesis de que el origen de ambas nacionalidad obedecieron a circunstancias muy suis generis propias de la realidad derivada de las firmas de los diferentes tratados sobre delimitación fronteriza firmados entre Francia y España, señalando las consecuencias funestas tras la firma del Tratado de Aranjuez y sus efectos devastadores en las futuras relaciones dominico-haitiana cuando advierte lo siguiente:
´´Dos nacionalidades distintas, dos poderes rivales, dos fuerzas sociales opuestas en sus aspiraciones y jurídicamente demarcadas, comenzaran desde ese momento el curso de un desarrollo paralelo, pero extraño en el uno al otro; sin más puntos de contacto que los que ofrecía la fortuita circunstancia de tener un mismo teatro geográfico y un mismo campo de acción: la Isla de Santo Domingo ´´. (Historia de la cuestión fronteriza, pag.96.)
En Peña Batlle no hay espacio ni tiempo para una convivencia entre los dos Estados que ejercen la soberanía de la isla de Santo Domingo. Un abismo infranqueable, imposibilita la permanencia de vínculos fraternales. Razones culturales definen y moldean estilos de vidas diferentes. En su opinión, la presencia haitiana en la isla es fuente permanente de conflictos y de veladas amenazas. Veamos:
“La ley fundamental, el elemento básico de nuestra formación social son la inestabilidad y la inquietud. La nacionalidad dominicana se integró a un inconfundible ambiente de recelo y desconfianza que nos obligaba a vivir sobre el escudo en función constante de combate y vigilancia. (El tratado de Basilea, pag.81.)
La presencia miles de esclavos, llevado en forma anti-humana a Saint Domíngue para integrarlos a los trabajos en las grandes plantaciones de cañas de procedencia africana, va a tener profundas incidencia en la vida republicana haitiana tomando en cuenta la diversidad étnica de los diferentes segmentos poblaciones que llegaron a ese territorio
Jean Price Mars, en su texto “La Republica de Haití y la Republica Dominicana”, describe con la maestría que le caracterizó, el proceso de entrada masivas de la población de procedencia africana y su lógico impacto en el nuevo escenario antillano, otros acuciosos investigadores haitianos han analizado este impacto en los diferentes órdenes de la vida del pueblo haitiano, hijo desventurado de un viaje plagado de infortunios, incertidumbres que caminan con el lastres de la dominación más ignominiosas y la esclavitud más degradante que pueblo alguna haya sufrido en América.
La presencia masiva de negros esclavos, fue resultado de la existencia en el territorio de Saint Domíngue de una estructura económica basada en la producción cañera mediante grandes plantaciones que requerían de manos de obras a gran escala, en este aspecto es que se explica el trasiego de esclavos. Esclavitud, plantaciones cañeras y manos de obra esclava, fue una realidad que caracterizó la dinámica de la vida de la colonia haitiana en la etapa anterior a la sublevación de los esclavos. José L. Franco, en su texto,´´ Historia de la Revolución de Haití´´, describe esta situación de la siguiente manera :
“Al mismo ritmo que aumentaba la demanda de materia primas para la industrias metropolitanas y crecían las plantaciones cañeras y cafetaleras de Saint Domingue, se desarrollaba el trafico negrero.”
El Caribe se convirtió en un laboratorio de relaciones esclavistas amparado en las grandes potencias europeas. El traslado de esclavos hacía el caribe era algo desastroso, donde la condición de humanidad llegó a su más bajo nivel.
Existe un paralelo en los dos modelos de desarrollo entre la colonia de Saint Domingue y la colonia española, sus diferentes vías de desarrollo se tradujo en una realidad desigual en el marco de la existencia de dos formas económicas totalmente diferentes fenómeno que también tuvo sus respectivos comportamiento en la conformación de los diferentes sectores de clases sociales, factor que desempeño un papel de primer orden tanto en el desenlace de importantes acontecimientos como en la futura definición de la vía independentista entre ambas colonia.
La existencia de dos estructuras sociales, con contradicciones diferentes a lo interior de las dos colonias que poblaban la isla de Santo Domingo, naturalmente, tenía que tener efectos cualitativamente diferentes, cuestión ésta que ha definido el rumbo y el desarrollo de dos Estados que ocupando una misma isla, que adquieren matices opuestos en su caracterización y en su naturaleza histórica. Al referirse a esta realidad, Manuel Arturo Peña Batlle, señala:
“Los problemas haitianos pesan tanto sobre nosotros como nuestros propios problemas. La depauperación, la miseria y la incapacidad productiva de cuatro millones de seres arrinconados en un extremo de la isla, sin capa vegetal explotable, sin subsuelo útil y sin riqueza industrial posible, constituyen necesariamente, para nuestro país una permanente y trágica amenaza de penetración masiva hacia los centros feraces y productivos de la isla, que no podemos, que no debemos, que no queremos descuidar los dominicanos de ahora so pena de conspirar nosotros mismos contra la felicidad y la tranquilidad presente y futuras de nuestro pueblo.´´(Política de Trujillo, pag.101,ciudad Trujillo,1954, Imp. Dominicano).
Es indudable, la República Dominicana hoy en día afronta un problema cardinal para su desarrollo como lo es la presencia masiva de indocumentados de origen haitiano. Esta realidad está presente en el centro de la preocupación de las autoridades nacionales y de la población en general. Definir la situación legal de miles de nacionales haitianos es una tarea vital para el país.
Al igual que en el pasado hoy en día se mantiene el debate sobre la presencia masiva de nacionales haitianos que mantienen una situación de ilegalidad en el territorio dominicano, donde el elemento cultural se convierte en punto de divergencia entre la población dominicana y la haitiana en diferentes partes del país. Refiriéndose a estos problemas de carácter fronterizos y al tratamiento que reciben los nacionales haitianos en el territorio dominicano, Jean Price Mars al finalizar su obra ya citada señala:
“Fuera de dichas contingencias no hay perspectiva sino para la matanza y destrucción de una comunidad por parte de otra.
No quería ser profeta de desgracias. Pero tal como le sucedió a Casandra, veo el horizonte ensombrecido por nubes grávidas de tormenta.”
4 comentarios:
Señor Damocles Méndez Rosado:
Su vista.
Muy valiente señor:
Como en los “flashes” que le traían noticias de diarios y revistas, siendo juvenil, todavía puberto, o infante, ha transitado desnudo un camino lleno de ottigas, sembradas por la internalización de conceptos discriminantes, que aunque procure ocultarlos afloran, con la independencia de la verdad y la fortaleza del odio étnico, desvelándolo.
Si así usde lo desea, puedo discutir su escrito completo. Pero, como me da pena desvestir de cualquier ropaje al disfrazado, prefiero asentar asuntos exclusivamente históricos, para evitar que mis palabras sean exclusivamente tomadas como insultos.
Tampoco me voy a referir a su escrito, sino a lo que usted o desconoce o prefiere hacer creer que no sucedió.
Escribo: Haití no son los esclavos que se rebelaron. Los esclavos fueron sonsacados y financiados por España e Inglaterra, con promesas de libertad, para procurar ambos paísses europeos que la Francia Republicana, la de las libertades nuevas, Y nosotros tenemos en Antonio Delmonte y Tejada y José Gabriel García relatos que demuestran lo que yo le acabo de decir: Boukman talvez siguió el sueño de Macandal de exterminar todos los franceses, pero quienes siguieron la lucha después de que Boukman fue colgado en Le Cap, estaban dirigidos personalmente, en el norte, por el Capitan General García, de Santo Domingo, y en el Sur, por el gobernador de Jamaica.
Pero, entre cosas horribles, no venga ahora a hablar de belleza. La revolución haitiana ha sido la más sangrienta, violenta y genocida revolución. Pero como epopeya de pueblo sojuzgado criminalmente, como revolución de esclavos, se queda usted muy corto cuando no la califica como lo que es: La mas grande revolución de esclavos de la historia, inclusive mayor que las de los Zanj en el delta de los ríos Tigris y Eufrates, durante años de dominio extranjero.
Para mi que usted no conoce la historia ni la sociología de Haití, ni de cuando el afán independentista de Juan Pablo Duarte, mucho menos de cuando los enfrentamiento entre las clases sociales de Saint Domingue durante el último decenio del Siglo XVIII. Peor todavía para poder analizar con objetividad los problemas de desarrollo de esa república, que no los creó su pueblo, ni los causó su pueblo, nunca. Son simplemente fruto del imperialismo y el abuso, GENOCIDA que han tenido los imperios coloniales cuando sus colonias se emancipan. A Haití, ninguno de los paises europeos que ayudaron a su pueblo a emanciparse lo reconoció como país libre. NINGUNO. Al contrario, le adjudicaron una extravagante deuda que su nación, tuvo que pagar sola, porque nosotros preferimos poner nuestra pulpería al lado, o morir en el intento.
Marcos
Señor Damocles Méndez Rosado:
Su vista.
Muy valiente señor:
Como en los “flashes” que le traían noticias de diarios y revistas, siendo juvenil, todavía puberto, o infante, ha transitado desnudo un camino lleno de ottigas, sembradas por la internalización de conceptos discriminantes, que aunque procure ocultarlos afloran, con la independencia de la verdad y la fortaleza del odio étnico, desvelándolo.
Si así usde lo desea, puedo discutir su escrito completo. Pero, como me da pena desvestir de cualquier ropaje al disfrazado, prefiero asentar asuntos exclusivamente históricos, para evitar que mis palabras sean exclusivamente tomadas como insultos.
Tampoco me voy a referir a su escrito, sino a lo que usted o desconoce o prefiere hacer creer que no sucedió.
Escribo: Haití no son los esclavos que se rebelaron. Los esclavos fueron sonsacados y financiados por España e Inglaterra, con promesas de libertad, para procurar ambos paísses europeos que la Francia Republicana, la de las libertades nuevas, Y nosotros tenemos en Antonio Delmonte y Tejada y José Gabriel García relatos que demuestran lo que yo le acabo de decir: Boukman talvez siguió el sueño de Macandal de exterminar todos los franceses, pero quienes siguieron la lucha después de que Boukman fue colgado en Le Cap, estaban dirigidos personalmente, en el norte, por el Capitan General García, de Santo Domingo, y en el Sur, por el gobernador de Jamaica.
Pero, entre cosas horribles, no venga ahora a hablar de belleza. La revolución haitiana ha sido la más sangrienta, violenta y genocida revolución. Pero como epopeya de pueblo sojuzgado criminalmente, como revolución de esclavos, se queda usted muy corto cuando no la califica como lo que es: La mas grande revolución de esclavos de la historia, inclusive mayor que las de los Zanj en el delta de los ríos Tigris y Eufrates, durante años de dominio extranjero.
Para mi que usted no conoce la historia ni la sociología de Haití, ni de cuando el afán independentista de Juan Pablo Duarte, mucho menos de cuando los enfrentamiento entre las clases sociales de Saint Domingue durante el último decenio del Siglo XVIII. Peor todavía para poder analizar con objetividad los problemas de desarrollo de esa república, que no los creó su pueblo, ni los causó su pueblo, nunca. Son simplemente fruto del imperialismo y el abuso, GENOCIDA que han tenido los imperios coloniales cuando sus colonias se emancipan. A Haití, ninguno de los paises europeos que ayudaron a su pueblo a emanciparse lo reconoció como país libre. NINGUNO. Al contrario, le adjudicaron una extravagante deuda que su nación, tuvo que pagar sola, porque nosotros preferimos poner nuestra pulpería al lado, o morir en el intento.
Marcos
Señor Damocles Méndez Rosado:
Su vista.
Muy valiente señor:
Como en los “flashes” que le traían noticias de diarios y revistas, siendo juvenil, todavía puberto, o infante, ha transitado desnudo un camino lleno de ottigas, sembradas por la internalización de conceptos discriminantes, que aunque procure ocultarlos afloran, con la independencia de la verdad y la fortaleza del odio étnico, desvelándolo.
Si así usde lo desea, puedo discutir su escrito completo. Pero, como me da pena desvestir de cualquier ropaje al disfrazado, prefiero asentar asuntos exclusivamente históricos, para evitar que mis palabras sean exclusivamente tomadas como insultos.
Tampoco me voy a referir a su escrito, sino a lo que usted o desconoce o prefiere hacer creer que no sucedió.
Escribo: Haití no son los esclavos que se rebelaron. Los esclavos fueron sonsacados y financiados por España e Inglaterra, con promesas de libertad, para procurar ambos paísses europeos que la Francia Republicana, la de las libertades nuevas, Y nosotros tenemos en Antonio Delmonte y Tejada y José Gabriel García relatos que demuestran lo que yo le acabo de decir: Boukman talvez siguió el sueño de Macandal de exterminar todos los franceses, pero quienes siguieron la lucha después de que Boukman fue colgado en Le Cap, estaban dirigidos personalmente, en el norte, por el Capitan General García, de Santo Domingo, y en el Sur, por el gobernador de Jamaica.
Pero, entre cosas horribles, no venga ahora a hablar de belleza. La revolución haitiana ha sido la más sangrienta, violenta y genocida revolución. Pero como epopeya de pueblo sojuzgado criminalmente, como revolución de esclavos, se queda usted muy corto cuando no la califica como lo que es: La mas grande revolución de esclavos de la historia, inclusive mayor que las de los Zanj en el delta de los ríos Tigris y Eufrates, durante años de dominio extranjero.
Para mi que usted no conoce la historia ni la sociología de Haití, ni de cuando el afán independentista de Juan Pablo Duarte, mucho menos de cuando los enfrentamiento entre las clases sociales de Saint Domingue durante el último decenio del Siglo XVIII. Peor todavía para poder analizar con objetividad los problemas de desarrollo de esa república, que no los creó su pueblo, ni los causó su pueblo, nunca. Son simplemente fruto del imperialismo y el abuso, GENOCIDA que han tenido los imperios coloniales cuando sus colonias se emancipan. A Haití, ninguno de los paises europeos que ayudaron a su pueblo a emanciparse lo reconoció como país libre. NINGUNO. Al contrario, le adjudicaron una extravagante deuda que su nación, tuvo que pagar sola, porque nosotros preferimos poner nuestra pulpería al lado, o morir en el intento.
Marcos
Farsantes pendejos. Que clase de miedo le tienen ustedes aq la verdad. Malditos farsantes que procuran manejar con trucos las mentiras de los embusteros.
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