Como
cosa curiosa de la vida, la República Dominicana engendró en el siglo
XX dos grandes mujeres del arte que la coincidencia de la vida le
bautizó con el mismo nombre, una es la primera actriz y dama
legendaria de la televisión, Monina Solá, la otra icono del arte en la
provincia de San Juan, Hilda Campora Bello, mejor conocida como doña
monina.
La Monina de San Juan no nació en el Granero del
Sur, pero se hizo Barriga Verde a fuerza de voluntad y por decisión
propia, llego allí en una patineta voladora como el personaje aquel de
Gabriel García Márquez, juró por nuestra bandera, aprendió a cocinar
chen chen con chivo, a bañarse en el río cada 24 de junio y se instaló
frente al parque Sánchez donde convirtió el Partido Dominicano en la
Escuela de Bellas Artes, donde cientos de figuras relevantes de la
música, el teatro y la plástica dieron sus primeros pasos.
Durante 60 años doña Monina condujo a los jóvenes
talentosos de San Juan por el sendero de la música, la pintura y el
teatro, y a propósito de su muerte acaecida el 24 de abril de 1998, el
senado de la República emite la Resolución No. 367-98, el 18 de
agosto de ese mismo año, designando con el nombre de “prof Hilda
Campora Bello” la Escuela de Bellas Artes del municipio de San Juan de
la Maguana, provincia San Juan, la cual adquiere carácter de ley, al ser
promulgada y publicada en la gaceta oficial por disposición del
presiden Leonel Fernández.
Pero como ironía de la vida, 14 años después y
justamente en otro gobierno del doctor Leonel Fernández, el Ministerio
de Cultura, violando esa disposición del Congreso Nacional, tiene la
intención de rebautizar le escuela de Bellas Artes de San Juan con el
nombre de “Centro Cultural Maguana”, argumentando, como sofistas de
nuevo cuño, que esto es ya otra institución.
La pregunta que nos hacemos los sanjuaneros es si
cuándo el Congreso Nacional designó Bellas Artes con el nombre de doña
Monina no era esto un centro cultural?, o era un centro deportivo, o un
centro cervecero, o un centro de fomento de la vida alegre.
Aún cuando se amplíen las posibilidades de
manifestaciones y aprendizaje de las artes, Bellas Artes fue, es y será
un espacio dedicado al fomento de las actividades que alimentan el
espíritu, que debe seguir honrando la memoria de la profesora Monina.
Si quiere que le cambien el nombre, que ahora sea y por la eternidad
“Centro Cultural Prof. Hilda Campora Bello” , he dicho.
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