Roberto Rosado Fernández, Profesor UASD, San Juan de la Maguana.
Se suele llamar Barbarie a quien
presenta un comportamiento bruto, imprudente, violento y falto de todo tipo de
urbanidad.
Los romanos utilizaron los
términos “Bárbaros y Barbarie para referirse a lo contrario a lo que se
entiende como pautas convenidas y aceptadas dentro de una comunidad”.
La Barbarie históricamente es
sinónimo de contraposición, enfrentado, al concepto de civilización. También, “rusticidad
y la falta de cultura, que alguien o un grupo, presentan en su accionar”.
La Barbarie que sobresale y se
destaca en tu hermano, tus hijos, tus tíos, sobrinos y demás familiares, es
lamentable.
“Fiereza y crueldad es la esencia
de la Barbarie antigua, criminalidad e impunidad es la esencia de la Barbarie
moderna”.
Barbarie inducida en las
proyecciones del Cine Televisivo que aunque recrea una realidad, como lo
presentan ayuda al joven de hoy a
asimilarlo como conducta positiva y modelo a seguir. También en las Telenovelas
que promueven el consumo exagerado.
Claus Offe
al referirse a la Barbarie Moderna dice, “No hay únicamente una
constelación dicotómica con un sujeto actor, el perpetrador, y un sujeto
paciente, la víctima, sino una constelación triangular en la que se des
oculta al espectador que calla u omite,
insensibilizado moralmente, las acciones que “mas allá del bien y del
mal”, realiza el perpetrador contra la
víctima.
Lo que a diario se lee y escucha
en los variados medios electrónicos de comunicación masiva que existen en el
país mueve a preocupación.
Encender un televisor, ver los
periódicos digitales, escritos y escuchar la radio es prepararse solo para
escuchar noticias de tragedias, muertos y heridos.
Hoy se vive una Barbarie Moderna. Nadie está
seguro ni siquiera en su propia casa, ni en establecimientos comerciales, ni de
diversión, ni en la escuela, ni en la iglesia, ni abordando un bus de
transporte público, en fin en ningún lugar.
No importa que sea ingeniero,
maestro, medico, abogado, funcionario del estado, juez, fiscal, empresario,
conchero, monja o sacerdote o, tal vez, ama de casa. Para quitarle la vida por
lo que tiene, o por mandato de algún resentido o envidioso, no hay raza, color,
religión ni posición social.
Lo matan fríamente .No hay
humanidad. No hay reflexión. Todo es brutal. Es lo único que se parece a la
Barbarie, solo que ahora se hace con armas modernas, y, hasta las que se
utilizaban en épocas remotas.
Para matar a alguien porque le
pagaron hay que ser desalmado. Para matar
una mujer, un niño, un anciano, un inválido sin ninguna misericordia hay que
ser un desalmado.
Para penetrar a un comercio,
disparar sin importar a quien o quienes están allí hay que ser alguien que
empeño su conciencia por dinero y su
alma en buen cristiano se la entrego a Satanás.
Para matar un niño recién nacido,
una mujer embarazada, una misionera religiosa, un sacerdote, un pastor
evangélico o un familiar cercano por amor al arte o por un ego personal, o, tal
vez, porque alguien poderoso le de unos centavos, hay que tener alma
envenenada, corazón de piedra y mentalidad más pequeña que el ser vivo más
pequeño del universo y cero poder de
razonamiento.
Para querer imitar las escenas
que se proyectan a través del cine y la televisión y, reproducirla como la ve,
se debe estar influido por una sustancia que le haga perder totalmente la razón
y le despoje de la capacidad de reflexionar y del poder de reconocer antes de
actuar para evitar un hecho que solo la barbarie o un bárbaro puede hacer sin
notársele arrepentimiento alguno.
En estos tiempos, de un
desarrollo acelerado de la tecnología, se dificulta asimilar que una deuda se
intente pagar asesinando a sangre fría a quien se le debe ,o a quien quiere
impedir que asesine a tiros a quien le dio una bofetada por una contradicción
generada alrededor de una candidatura a diputado, regidor, alcalde o presidente
o aquel que mata la madre y hermana de
una que sospecha le es infiel y sea capaz de disparar a matar a su propio hijo
que en nada puede tener culpabilidad de lo que su madre este haciendo en el
hipotético caso de que sea verdad lo que sospecha.
La razón no se puede perder de
esa manera. Hay que intervenir urgentemente para evitar que nos convirtamos en
una jungla donde se impone la ley del más fuerte.
La sociedad dominicana tiene que
hacer un alto en el camino si queremos que la paz no se imponga con el machete,
cuchillo o con cualquier otra arma de
destrucción masiva.
Se impone una cruzada reflexiva
que involucre al ESTADO y sus instituciones si no queremos que cada punto del
territorio se convierta en un cadáver por cada humano existente.
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