Roberto Rosado Fernández.
UASD, San Juan de la Maguana.
UASD, San Juan de la Maguana.
No es incorrecto
afirmar que el pasar del tiempo acumula experiencias que ayudan a entender el
presente en el que nos desenvolvemos. El diario vivir no tiene sentido sin
mirar a nuestro pasado. El pasado es una
escuela cargada de informaciones útiles, muy útiles para actuar en el presente.
Acudir a ellas fortalece y cualifica lo
que expresamos ya sea por la vía oral o por la vía escrita.
Por donde quiera
que se enfoque cada día que pasa al ser
humano le deja una impronta que bien
asimilada ayuda a tomar iniciativas para no repetir errores cometidos,
seguir avanzando o simplemente fortalecer lo correcto.
Si no se pasa por
alto lo vivido habrá espacio para crecer y para hacer planes que ayuden a crear
un futuro estable para darle, al mismo tiempo, estabilidad a la familia, al
trabajo y contribuir a la vida sana y estable
de la sociedad en la que te desenvuelve y vives.
No tomar en cuenta
lo pasado genera discordancia en el presente, no se puede comprender lo que
ocurre por ausencia de base teórica para entenderlo, impidiendo por esta razón,
crear las bases para un futuro
promisorio.
Ocurre en la vida
diaria cuando te lanzas a conseguir lo que desea en un momento específico sin
hacer un análisis de los precedentes de quien eliges como blanco de ese deseo.
Cuando pretendes
sembrar en un terreno del que no conoces sus características y el tipo de
producto que se puede sembrar conforme a los componentes que debe tener para
que el producto sea de rendimiento y calidad.
La selección de tu
pareja por la apariencia física sin conocer y valorar sus orígenes y los
comportamientos a favor de la promoción de las buenas costumbres y demás
valores de preservación de la familia.
Corres el riesgo
de seleccionar la pareja inadecuada y fomentar familia que, tal vez, te pueda
crear muchos contratiempos por su mal comportamiento, rompiendo el equilibrio
del hogar y llevar un mensaje desagradable a la sociedad.
Cuando te
corresponde elegir entre los candidatos a puestos electivos en cada torneo
electoral debes reflexionar para no depositar tu voto por los que han tenido una conducta cuestionable en
su vida, la de su hogar y, en la sociedad donde le ha tocado vivir. Aquellos
que te buscan solo en tiempo de campaña
aprovechando tus carencias para ofrecerte solución momentánea de tus problemas
para conseguir le favorezca con el voto,
llegar al puesto y buscarte después de cuatro años para ensalzarte con el mismo
cuento, darte una borona y engañarte aprovechando que tus carencias te hacen
vivir el día a día olvidando el ayer por las premuras del presente.
Cuando acudes a
las urnas a depositar tu voto por alguien que conoce por fotografía porque
mando uno de sus servidores a comprarte una receta, una plancha de zinc, a
echarle el piso a la casa o te dieron dinero o la comida de tres días, aunque
pasado ese tiempo no sepa dónde está la siguiente y vuelva a pasar las mismas
penurias que tu situación económica te obliga pasar.
Cuando votas sin
analizar las propuestas programáticas de
los aspirantes a dirigir las instancias del poder propuestos en las boletas
electorales por cada partido postulante, ni los compromisos que asumen para
cumplirlas desde el puesto al que quieren llegar.
Cuando no le
exiges a quien favoreciste con tu voto que rinda cuenta de su desempeño para
que pueda generar confianza en la sociedad y pueda tener moral para pedirte
nueva que le elija para un nuevo
periodo.
Estas y otras
travesías pueden pasarle a toda persona que vive la impronta del presente sin
analizar el pasado para poder crear las bases del futuro al que aspira llegar.
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