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jueves, 10 de marzo de 2016

EL PASADO COMO REFERENCIA




        
                   

Roberto  Rosado Fernández.
 UASD, San Juan de la Maguana.
No es incorrecto afirmar que el pasar del tiempo acumula experiencias que ayudan a entender el presente en el que nos desenvolvemos. El diario vivir no tiene sentido sin mirar a nuestro pasado. El  pasado es una escuela cargada de informaciones útiles, muy útiles para actuar en el presente. Acudir a ellas fortalece y  cualifica lo que expresamos ya sea por la vía oral o por la vía escrita.  
Por donde quiera que se enfoque cada día que pasa al  ser humano le deja una impronta que bien  asimilada ayuda a tomar iniciativas para no repetir errores cometidos, seguir avanzando o simplemente fortalecer lo correcto.
Si no se pasa por alto lo vivido habrá espacio para crecer y para hacer planes que ayuden a crear un futuro estable para darle, al mismo tiempo, estabilidad a la familia, al trabajo y contribuir a la vida sana y estable  de la sociedad en la que te desenvuelve y vives.
No tomar en cuenta lo pasado genera discordancia en el presente, no se puede comprender lo que ocurre por ausencia de base teórica para entenderlo, impidiendo por esta razón, crear las bases  para un futuro promisorio.
Ocurre en la vida diaria cuando te lanzas a conseguir lo que desea en un momento específico sin hacer un análisis de los precedentes de quien eliges como blanco de ese deseo.
Cuando pretendes sembrar en un terreno del que no conoces sus características y el tipo de producto que se puede sembrar conforme a los componentes que debe tener para que el producto sea de rendimiento y calidad.
La selección de tu pareja por la apariencia física sin conocer y valorar sus orígenes y los comportamientos a favor de la promoción de las buenas costumbres y demás valores  de preservación de la familia.
Corres el riesgo de seleccionar la pareja inadecuada y fomentar familia que, tal vez, te pueda crear muchos contratiempos por su mal comportamiento, rompiendo el equilibrio del hogar y llevar un mensaje desagradable a la sociedad.
Cuando te corresponde elegir entre los candidatos a puestos electivos en cada torneo electoral debes reflexionar para no depositar tu voto por los  que han tenido una conducta cuestionable en su vida, la de su hogar y, en la sociedad donde le ha tocado vivir. Aquellos que te buscan  solo en tiempo de campaña aprovechando tus carencias para ofrecerte solución momentánea de tus problemas para conseguir le favorezca con  el voto, llegar al puesto y buscarte después de cuatro años para ensalzarte con el mismo cuento, darte una borona y engañarte aprovechando que tus carencias te hacen vivir el día a día olvidando el ayer por las premuras del presente.
Cuando acudes a las urnas a depositar tu voto por alguien que conoce por fotografía porque mando uno de sus servidores a comprarte una receta, una plancha de zinc, a echarle el piso a la casa o te dieron dinero o la comida de tres días, aunque pasado ese tiempo no sepa dónde está la siguiente y vuelva a pasar las mismas penurias que tu situación económica te obliga pasar.
Cuando votas sin analizar las propuestas  programáticas de los aspirantes a dirigir las instancias del poder propuestos en las boletas electorales por cada partido postulante, ni los compromisos que asumen para cumplirlas desde el puesto al que quieren llegar.
Cuando no le exiges a quien favoreciste con tu voto que rinda cuenta de su desempeño para que pueda generar confianza en la sociedad y pueda tener moral para pedirte nueva  que le elija para un nuevo periodo.
Estas y otras travesías pueden pasarle a toda persona que vive la impronta del presente sin analizar el pasado para poder crear las bases del futuro al que  aspira llegar.

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